Todos (o cai todos) lo hemos hecho, nosotros con mi hija mayor también, utilizábamos la tableta para que pudiéramos viajar en coche, para que comiera y para que no llorara.
Recuerdo que era nuestro comodín infalible, teníamos a Pocoyó adoptado en casa todos los días, casi le servía un plato para él también.
Fuimos tolerando esta situación por mucho tiempo hasta que nos dimos cuenta de que cuando le dábamos la comida que ella adoraba, nuestra hija no se daba cuenta de que es lo que estaba comiendo.
Para cuando decidimos cortar con esa costumbre, Pocoyó ya tenía nuestros apellidos, era el momento de cambiar a una nueva rutina, no podíamos permitir que nuestra hija no atendiera a sus señales de hambre y saciedad, haciéndola mas propensa a problemas de sobrepeso o obesidad en la etapa adulta.
¿Quieres saber cómo lo hicimos? más adelante te lo explico.
Pero antes te hablaré de por qué debíamos haber empezado sin pantallas desde el principio para conseguir que comiera.
1. Comer es un aprendizaje como leer, andar en bicicleta o nadar, saber cómo y cuándo uno está lleno y saber qué alimento estas comiendo requiere cierta concentración. Imagina que aprendes a escribir con una televisión encendida delante tuyo, sería prácticamente imposible prestar atención a lo que estas haciendo.
2. Para apreciar sabores, texturas y olores distintos, el cerebro necesita focalizarse hacia eso, de echo, alimentarse es un placer y si se presta atención puedes descubrir lo mucho que nos estimula los sentidos.
3. Todas las dependencias no son buenas, necesitar un aparato para que tu hijo/a desarrolle un hábito tan cotidiano como comer no es para nada recomendable.
4. Visionando una pantalla, los niños/as se pierden el modelado que hacemos los padres y madres con ellos y no integran las reglas y costumbres de la familia entorno a la comida.
Ahora sí, ¿cómo hacer que un niño coma sin pantallas?
1. Siendo un ejemplo, elimina de la mesa el teléfono, tableta y cualquier dispositivo y ni mucho menos le prestes atención en el momento de las comidas.
Si comes en un comedor con televisión, intenta que la silla de tu hijo/a le dé la espalda o cambiar a otra habitación ¿podríais comer en la cocina?
2. Relájate, si tiene alrededor de los 2 años, puedes explicarle que ya no hay más dibujos, que si quiere salir de la mesa a jugar, puede, pero ya no habrá más dibujos hasta que toda la familia termine de comer. Al principio se enfadará obviamente, luego refunfuñará y finalmente se olvidará y empezará a disfrutar de las comidas en familia (los niños, por suerte, se adaptan mucho más rápido a las nuevas rutinas que los adultos):
3. La clave está en ser constante y que todos los miembros que estén presentes en las comidas estén de acuerdo. Te aviso que puede caber la posibilidad de que lo pases mal algunos días, pero no te rindas, al final vale la pena.
4. Haz que las primeras comidas sin pantallas sean de las favoritas de tu hijo/a siempre y cuando no sea comida chatarra, ofrécele alimentos que sean seguros para él/ella o incluso de sus favoritos.
5. Siéntate con tu hijo/a e interactúa, cántale si es pequeñín o preguntarle cómo le ha ido el día si es más mayor, haz algún juego tipo veo veo o adivinanzas, algún relato cómico que le entretenga en los primeros días sin pantallas y luego poco a poco puedes ir relajándote.
6. Si no es muy mayor (menor de 2-3 años) funciona muy bien darle dos cucharas, una para comer y la otra para tener la mano “ocupada”, parece una tontería pero funciona con algunos niños.
Por último; no es lo mejor del mundo pero puedes probar de dejarle traer a la mesa algún pequeño juguete para que no sea tan brusca la transición y poco a poco el muñeco se va retirando y se va aumentando la conversación en la mesa.
Nosotros probamos todos y cada una de los puntos y de manera gradual fuimos desvinculando el momento de comer de las pantallas (y si, los móviles también).
A día de hoy, no te puedo decir que las comidas en casa sean perfectas, más aún cuando hay hermanos pequeños de por medio, pero en la medida de lo posible, reservamos la hora de comer para nosotros y no te creerás, la variedad de temas que pueden surgir compartiendo la mesa.
Te animo a que lo pruebes si aún no lo has hecho.