¿Qué hacer cuando tu hijo pide comida después de cenar si apenas ha comido nada?

¿Te suena? Tu hijo/a no come casi nada del plato, te dice con cara de pena que está lleno y te pregunta si puede salir de la mesa y al cabo de 10 minutos te pide algo para comer.

Esto es lo que le pasa a la mayoría de las personas que contactan conmigo y parece ser que trae un poco de cabeza, ¿le doy algo de comida para que no se vaya a la cama sin nada en el estómago o le dejo sin un bocado para que vaya aprendiendo?

El dilema está servido.

Un consejo que te doy sobre la crianza en general, es que mires el mundo a través de los ojos de tu hijo/a, así vamos a “bucear” en su cabeza para saber lo que probablemente estará pensando.

Seguramente será algo parecido a lo siguiente:

“Mamá me ha puesto otra vez guisantes y pescado para cenar. No me gusta demasiado el pescado y ni mucho menos los guisantes”.

“No hay nada en la mesa que me guste y pueda comer”

“me aburro mucho aquí sentado”

“me gusta más cuando puedo escoger lo que quiero comer”

“quiero ya salir de aquí e irme a jugar, ver la tele, etc”

“Si digo que no tengo hambre podré dejar la mesa”.

Una vez comprendes lo que le pasa por su cabeza, es mucho más fácil encontrar soluciones. ¿qué puedes hacer entonces?

1. Lo primero es tener una buena estructura de comidas con su horario establecido, por ejemplo, si la merienda es a las 17h, esa deberá de ser sobre esa hora y después no hay más comida hasta la hora de la cena (la merienda tiene que ser tamaño merienda , no tamaño comida o cena).

2. Una muy buena idea, es que le sirvas en el almuerzo y en la merienda, alimentos variados y saludables como trozos de fruta o verduras (zanahoria en bastones, tomatitos cherry) así la presión en las comidas principales será menor porque si ha comido algo de fruta o verdura ya lo tienes “cubierto”.

3. Sirve raciones pequeñas de comida, se agobiará menos y si quiere más, le añades una cucharada más.

4. Incorpora más opciones para elegir en la cena que en la merienda, pero eso no quiere decir que le preguntes que quiere cenar, si no que pueda elegir su plato, su vaso, si quiere judías o guisantes, si quiere pollo o filete, por ejemplo.

5. Sobretodo, no hay que vincular la comida al castigo o la recompensa, como por ejemplo decírles que les das un dulce si se acaban el plato o argumentos similares, ni dejar que empiezen a “usar” su hambre para manipular la situación, pregúntale simplemente con naturalidad lo que realmente le pasa ¿estás aburrido? ¿no te gusta lo que hay en el plato?

De esta manera puedes construir en tu hijo una relación sana con la comida.

¡Mucho ánimo!

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